
En contra de las expectativas, Luis Rubiales no ha presentado su dimisión como presidente de la Federación Española de Fútbol por el beso en la boca, sin consentimiento, que dio a la jugadora Jenni Hermoso en la final del mundial.
Durante su intervención ante la Asamblea de la Federación Española de Fútbol, aseguró que no tiene pensado dimitir y definió el beso a Hermoso como "espontáneo, mutuo, eufórico y consentido", aunque pidió disculpas "por el contexto en el que se produjo".
"Fue espontáneo, mutuo, eufórico y consentido, que esta es la clave de todas las críticas. Fue consentido, esta jugadora falló un penalti y yo tengo una gran relación con todas las jugadoras, hemos sido una familia durante más de un mes y tuvimos momentos cariñosos en esta concentración" aseguró.
La presión contra Rubiales ha aumentado en los últimos días, con reproches procedentes de las esferas deportiva, sindical y política, hasta el punto de que el propio Gobierno en funciones, liderado por Pedro Sánchez, ha dejado entrever que, si la RFEF no cesaba a Rubiales, sería el propio Ejecutivo el que tomara cartas en el asunto.