
Aunque la planta valenciana de Almussafes no será directamente afectada por estos recortes, ya se encuentra inmersa en su propio proceso de reestructuración. Esta planta seguirá operando con relativa estabilidad, debido a acuerdos previos que garantizan su competitividad en el contexto europeo.
El resto de las actividades de Ford en España sí se verán impactadas, aunque de manera "mínima", según declaraciones oficiales del grupo. Actualmente, se está llevando a cabo un proceso de información y consulta con los interlocutores sociales en toda Europa, en un intento por gestionar estos cambios de manera responsable y equitativa.
La decisión de Ford responde a la necesidad de reducir costos operativos y adaptarse a las demandas de una industria en transformación, marcada por la transición hacia la electrificación y la digitalización. La compañía busca reorganizar sus recursos para garantizar su competitividad frente a los desafíos del futuro automotriz.
A pesar de los despidos, Ford asegura que continuará invirtiendo en proyectos de vehículos eléctricos y tecnología avanzada en Europa. Estas inversiones están diseñadas para crear nuevas oportunidades de empleo en áreas clave, alineándose con las metas de sostenibilidad de la compañía.