Garantizar el acceso al agua potable, limpia y suficiente para la población mexiquense es una prioridad.
Actualmente, el Estado de México enfrenta una crisis en este rubro, con solo 266 metros cúbicos de agua renovable por habitante, posicionándose como el segundo estado con menor disponibilidad de agua en el país, según un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
El informe del IMCO, titulado "Nearshoring: prioridades para el desarrollo regional", resalta que la baja disponibilidad de agua en la entidad no garantiza su acceso como recurso básico. Diversos factores como la contaminación, las fallas en la red de distribución y la insuficiencia de infraestructura complican aún más la situación. Además, la falta de control en las concesiones, especialmente en el sector agrícola, agrava el panorama, ya que gran parte del recurso hídrico es destinado a este sector, reduciendo aún más el suministro disponible para el uso doméstico e industrial.
El estudio también subraya la necesidad de una regulación más eficiente, acompañada de una gestión responsable de los recursos hídricos. La inversión en infraestructura hídrica es esencial no solo para garantizar el acceso a agua limpia y segura, sino también para optimizar el saneamiento y garantizar que este recurso llegue a todas las áreas del estado de manera equitativa.
Las autoridades locales y federales deberán coordinarse para implementar políticas que promuevan un manejo sostenible del agua y mejorar la infraestructura existente, con el fin de enfrentar este desafío que afecta tanto a la población como a los sectores productivos del Estado de México.