
Este jueves, las protestas propalestinas se propagaron por más campus universitarios de Estados Unidos, desatando una respuesta cada vez más firme por parte de las autoridades. En un dramático giro, la policía comenzó a emplear medidas contundentes, incluyendo el uso de sustancias químicas irritantes y pistolas paralizantes en una universidad de Atlanta.
Mientras tanto, en un intento por contener la situación, algunas instituciones emblemáticas como la USC optaron por cerrar sus puertas y cancelar sus ceremonias de graduación. Los administradores universitarios se vieron obligados a enfrentar el desafío de evitar ocupaciones y mantener la seguridad en medio de las crecientes tensiones.
Las protestas, que inicialmente surgieron como muestras de solidaridad con Palestina, ahora se convierten en un punto de conflicto candente en el panorama educativo estadounidense, desafiando el equilibrio entre la libertad de expresión y el mantenimiento del orden público.