
Un equipo internacional de científicos ha revelado un fascinante descubrimiento en el vasto cosmos: un agujero negro del universo temprano con una masa sorprendente de 300 millones de veces la del Sol. Este colosal fenómeno cósmico se encuentra alojado en una galaxia a una distancia asombrosamente cercana de tan solo 2,700 millones de años luz después del Big Bang.
Este emocionante hallazgo no solo amplía nuestro conocimiento sobre los agujeros negros primordiales, sino que también destaca la notable contribución de un investigador mexicano, Joel Sánchez Bermúdez, del Instituto de Astronomía (IA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien formó parte crucial de este estudio innovador.
Al explicar la importancia de este descubrimiento, el Dr. Sánchez Bermúdez señaló que, a pesar de la enorme masa del agujero negro, es relativamente pequeño en comparación con la masa de su galaxia anfitriona, que se estima en 60 mil millones de masas solares. Este fenómeno sugiere la existencia de un intrigante fenómeno de retraso en el crecimiento entre la galaxia y su agujero negro central en ciertos sistemas cósmicos.
Este estudio también plantea la fascinante idea de que las galaxias y los agujeros negros pueden coevolucionar. En el universo local, los astrónomos han observado estrechas relaciones entre las propiedades de las galaxias y la masa de los agujeros negros supermasivos que residen en sus centros, lo que sugiere una conexión profunda y compleja entre estos elementos fundamentales del cosmos.
En resumen, este descubrimiento no solo abre nuevas perspectivas en nuestro entendimiento del universo primitivo, sino que también destaca la importancia de la colaboración internacional y la contribución invaluable de investigadores como el Dr. Joel Sánchez Bermúdez en la exploración de los misterios del cosmos.