
La contaminación puede tener una serie de impactos negativos en la salud humana, entre estos:
Problemas respiratorios: la exposición a contaminantes atmosféricos, como partículas finas (PM), ozono y dióxido de azufre, puede irritar las vías respiratorias y aumentar el riesgo de enfermedades respiratorias como el asma y la bronquitis.
Enfermedades cardiovasculares: la contaminación del aire también está asociada con un mayor riesgo de enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares. Las partículas finas pueden ingresar al sistema circulatorio y afectar negativamente el sistema cardiovascular.
Problemas en la piel: la exposición a contaminantes ambientales también puede causar irritación de la piel y empeorar condiciones dermatológicas preexistentes.
Problemas neurológicos: algunos estudios sugieren que la exposición a ciertos contaminantes ambientales, como metales pesados y compuestos orgánicos persistentes, puede estar relacionada con problemas neurológicos, incluyendo alteraciones en el desarrollo cognitivo y el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
Cáncer: la exposición crónica a algunos contaminantes ambientales, como productos químicos industriales y compuestos orgánicos, ha sido vinculada con un mayor riesgo de desarrollar cáncer.
Problemas reproductivos: algunos contaminantes ambientales pueden tener efectos adversos en la salud reproductiva, afectando la fertilidad y contribuyendo a complicaciones durante el embarazo.
Efectos en el sistema inmunológico: la contaminación también puede debilitar el sistema inmunológico, haciendo a las personas más susceptibles a enfermedades infecciosas.