
Abrir un corredor humanitario para facilitar un potencial éxodo de millones de refugiados palestinos hacia Egipto a través del paso de Rafah, única salida de la Franja de Gaza no controlada por Israel, es una propuesta que el Gobierno de El Cairo ni puede ni quiere aceptar por las consecuencias que tendría para su situación política, económica, además de por consideraciones éticas.
Egipto ha denunciado en términos categóricos la posibilidad de dejar entrar a palestinos expulsados de sus hogares por la presión israelí, pese a la intransigencia del Estado de Israel y el respaldo de Estados Unidos y el Reino Unido a esta posibilidad.
En esta línea, el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, remarcó ayer que los palestinos deben permanecer en su tierra, posición que el rey jordano, Abdalá II, reiteró ante el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, para evitar desestabilizar la región.