Cambio en las prioridades: los jóvenes están priorizando sus carreras profesionales, educación y desarrollo personal antes de formar familias. Estilo de vida y ocio: la búsqueda de un estilo de vida más independiente y centrado en el ocio puede hacer que pospongan la paternidad.

Carga económica: la inseguridad económica, altos costos de vivienda y dificultades financieras pueden hacer que los jóvenes sientan que no están en una posición adecuada para criar hijos.

Equilibrio entre trabajo y vida: la falta de políticas de conciliación entre trabajo y vida, así como la presión en el entorno laboral, pueden influir en la decisión de posponer o evitar la paternidad. Cambio en las estructuras familiares: la evolución de las estructuras familiares y la aceptación de diferentes formas de relaciones y compromisos pueden influir en las decisiones de tener hijos.

Conciencia ambiental: algunos jóvenes pueden estar preocupados por la sostenibilidad y el impacto ambiental de tener hijos en un mundo con recursos limitados. Acceso a la anticoncepción: el fácil acceso a métodos anticonceptivos ha permitido a las personas tener más control sobre la planificación familiar. Cambios culturales: las actitudes cambiantes hacia el matrimonio y la paternidad pueden influir en las decisiones de tener hijos.